sábado, 1 de enero de 2011

Los enemigos

Los enemigos

Ahí estaba él, firme, sereno, listo. El campo de batalla se encontraba muy cerca, y él iría, otra vez. ¿ A cuántos destruiría el día de hoy?. ¿ Ninguno?. Era casi imposible, siempre existía alguien al cual poder provocarle dolor. Se acercaba. Recordó palabras de su padre: “ ya no son los tiempos de antes, tu enemigo se llama todos. Sigue siempre mi consejo, si no matas, te matan”.
Se acercaba más, podía olerlos. Su lucha era estrictamente personal, la suma de las victorias personales daría la victoria del conjunto. Pensar de otra manera era signo de debilidad.
Él no era débil, su causa era justa: luchaba por sí mismo, y eso era suficiente, el resto no importaba. En realidad no había resto, sólo enemigos.
Llegó a donde todos estaban. Había cientos de personas como él. Indagó con su mirada en la multitud, no reconoció a nadie, ninguno de ellos se conocía. Se miraban con recelo, con desconfianza. Si su vida dependía del auxilio del que tenía a su lado, con seguridad moriría.
A los empujones, logró llegar a la primera fila. Llovía. Orgulloso levantó la cabeza, una multitud similar a la suya se encontraba enfrente. Mas enemigos. ¿ A cuántos destruiría hoy?. ¿ Muchos?. Seguramente. Había tantos y tan peligrosos.
El ruido separaba ambos bandos, era un ruido tedioso y molesto. Él seguía tranquilo, listo.
Algunos, nerviosos, se adelantaban unos metros, pero el miedo al ruido los hacía retroceder temerosos. Volvían a la línea y esperaban agazapados su oportunidad. Llovía mucho, ya faltaba poco, muy poco para que todo volviera a comenzar. Le señal enmudeció el ruido. Todos avanzaron, cientos de cuerpos desconocidos formaron una masa uniforme por unos segundos. Con leves empujones se alejó de todos ellos, dejó atrás la Avenida Corrientes. Al banco solo había unos metros más. ¿ A cuántos destruiría hoy?. A todos, como siempre.
Al final todo se reducía a las palabras de su padre: “ o matas, o te matan”, pensó. Llovía torrencialmente.
                                                                             MELISSO

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