Savaj, el sabio
Savaj caminaba por las desiertas callejuelas de un pequeño pueblo, cuando un hombre humilde y de aspecto bonachón, lo asió del brazo y dijo:
--- Savaj, Savaj, entre los habitantes de este lugar, se corre el absurdo rumor de que tu has vencido al mismísimo Dios.
--- ¿ Lo dices en serio?.
--- Por desgracia si. Este murmullo comienza a inquietar a los pastores de la comarca. Es necesario que le hables al populacho y los convenzas de que todo es una mentira inventada por ellos. Al escuchar esto de tus labios lo creerán al instante.
--- Ya que eres tu, querido Daniel, el que me pide esto, acepto de muy buen grado.
Esa misma noche, cientos de personas se congregaban en la plaza central para festejar la llegada del verano. Luego de unos cuántos actos de música y de un par de magia, le llegó el turno de hablar a Savaj. Este se presentó ante el público vestido con sus mas finas y ricas vestimentas. De su cuello colgaban centeneras de cadenas de oro, y sus manos ostentaban exquisitos anillos.
Savaj habló alto y claro:
--- ¡ Yo, Savaj, he vencido de fácil manera a Dios!. Nada mas dijo.
La reacción inicial de la plebe fue de absoluto silencio, pero a este le siguió un estallido de gritos, cólera e indignación.
--- ¡Farsante!. ¡ Mentiroso!. ¡ Brujo!. ¡Hereje!. ¡Quémenlo!. ¡ A la pira, a la pira con el agorero!.
Savaj tuvo que salvaguardarse de todos los objetos contundentes que le arrojaban. Mientras huía, vio a Daniel, y con vos serena y casi socarrona le dijo:
--- Ya los he convencido, mi querido Daniel.
MELISSO
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